Reflexiones sobre el Servicio de Impuestos Internos
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Franco Brzovic
La salida del director del Servicio de Impuestos Internos me encontró justamente preparando la columna la cual he orientado ahora a reflexionar sobre el Servicio. Si se analiza con calma, objetividad y mediana profundidad, se puede advertir que las críticas se han dirigido preferentemente al director y no al Servicio como tal.
El prestigio como órgano técnico de esta repartición pública va más allá que su director, particularmente tratándose de un cargo de confianza del Presidente de la República con dependencia del ministro de Hacienda. En otras palabras, si bien el director es nombrado a través del sistema de concurso público, la dependencia de las autoridades políticas hace que su evaluación pública tenga una connotación diferente a la naturaleza técnica de la entidad.
Ya comentábamos en columnas anteriores que el umbral de protección a las influencias políticas que debe contar un director debe ser bastante alto, lo que significa luchar para alejar esas influencias, lo que ha sido más severo en el caso del director saliente. Las suspicacias y porque no decir las críticas directas, puede que hayan ejercido alguna influencia en su alejamiento principalmente por una débil estrategia comunicacional al no haber reflejado la verdad en su contexto, permitiendo transformar en noticias muchas situaciones que no debieron haberlo sido.
Desde ya se hace necesario si no indispensable legislar con el objeto de otorgar independencia al cargo de director, al igual que lo es en algunas otras reparticiones públicas, colegiadas principalmente, y revisar en profundidad cuál es la estructura que se aconseja para un órgano de esta naturaleza e importancia.
Siguiendo con estas reflexiones, también parece claro que los fundamentos que forzaron la salida no se debieron a cuestiones técnicas propias de un Servicio como el que dirigía, sino y entre otros, al hecho de haber emitido facturas en el sistema del recaudador de algunos políticos, hecho de gran sensibilidad hoy en día. Su permanencia, acompañada con este reproche permanente tenía el riesgo de generar un desgaste creciente que finalmente podría trasmitirse peligrosamente al Servicio y más allá.
Las desavenencias internas, que también salieron a la luz, parece que no fueron determinantes en su alejamiento. La filtración de los correos que las evidenciaron públicamente, información manejada por los medios de prensa, demostraron que, independiente de su mayor o menor gravedad, al público no le causó mayor alarma pues tienen claro que son parte de las tensiones internas de cualquier organización de esta naturaleza. Hemos entendido la lógica de estas tensiones y la existencia de entredichos, los que muchas veces ayudan a resolver en mejor forma las situaciones más delicadas. El Servicio se ha destacado también en su larga vida como un órgano técnico, independiente y de una clara eficiencia. La comparación con otros países nos pone a la cabeza, con lo cual sus actuaciones son respetadas y respetables.
En este ámbito, la decisión y quien sabe algunos titubeos para iniciar acciones penales, forman parte del sistema interno histórico, evitando con ello errores o imputaciones que pudieren afectar a las personas, muchas veces arriesgando un alto costo para ambas. No se debe olvidar que este es una entidad recaudadora sobre toda otra consideración.
En estos momentos, y como es natural y legal ha asumido como subrogante un funcionario de carrera con méritos suficientes para desempeñarse en forma eficiente. Sin embargo deberá contar con asesores expertos en comunicaciones para que sus palabras y acciones sean interpretadas exactamente y no ocurra lo que ya hemos experimentado.
Las críticas de que ha sido objeto no se dejaron esperar. Se le reprocha el haber participado en la firma de la resolución que condonaba intereses y multas a Johnsons, o su cercanía a un determinado partido político. Dada su calidad profesional y humana, y a la fortaleza del Servicio, estas críticas no debilitan su posición. La primera, condonación Johnsons se hizo conforme a la legislación pertinente, y la segunda, por decir lo menos es una tontera.
Pues bien, ya se han tirado estos dados y es el momento en que una vez más el Servicio de Impuestos Internos demuestre su profesionalismo con la certeza que su director subrogante logrará llevar adelante una institución de alta complejidad en momentos especiales de nuestra historia.